Febrero de 2000

CARTA A LOS LECTORES

ELLA HARÁ EL RESTO

por el P. José Mª Alba Cereceda S.J.

Pasada la euforia distractiva de la entrada del año 2000, los católicos nos enfrentamos, en el nuevo año que comenzamos, con los grandes obstáculos que se oponen a la instauración del Reino de Dios entre los hombres y a su salvación eterna.

Para militar bajo la bandera de Cristo es absolutamente necesario estar bien informado de la penetración social anticatólica, no vaya a ocurrir que creyéndonos católicos, pensemos y actuemos según las consignas de los enemigos de nuestra fe. Información exacta de los acontecimientos que deben interesar a un corazón católico, apenas existe en los medios de comunicación. Y, menos aún, el enfoque de esos mismos acontecimientos o noticias desde la luz de la fe, la moral católica y las enseñanzas de la Iglesia. Es urgente para el católico buena información del pensamiento, para no ser arrastrado por la superposición anárquica y deformada de noticias.

AVE MARÍA quiere, bajo la dirección de la Virgen Santísima, instruir e informar sobre todo lo que fomenta nuestra fe católica, para que se alimente nuestra devoción y para alertar de los peligros contra ella. Quiere también dar el criterio mariano sobre todo, para que sus lectores se acerquen más y más a Jesucristo y le sirvan, militando en la Santa Iglesia.

Un caso detonante de lo que apuntamos, nos lo acaba de dar la Declaración del Consejo pontificio de la familia. Se sigue insistiendo mundialmente en la difusión de los métodos anticonceptivos, de las esterilizaciones masivas, del temor al crecimiento de la población. Pues bien, el Consejo Pontificio nos enseña que la tasa de crecimiento de la población mundial disminuye desde hace treinta años. Esta situación es igual en todos los continentes. En 51 países de los 185 que hay, ha comenzado a bajar el número de habitantes. Esos 51 países suponen el 44 por ciento de la población del planeta. En esa disminución de la población están todos los países de Europa, de Norteamérica, China y Japón.

Sin embargo se sigue aireando la gran mentira de la superpoblación y la exigencia de detener el crecimiento en los países más pobres. Solamente los pueblos musulmanes mantienen un crecimiento en las nuevas generaciones. La marcha de los creyentes en Alá a las naciones llamadas occidentales supone ya varias decenas de millones de musulmanes instalados y exigiendo igualdad de derechos de aquellos a los que desprecian. ¿Durante cuánto tiempo serán aún minoría en nuestros países que han legitimado el aborto y practican la “cultura de la muerte”? Ese será el tremendo castigo que va a surgir desde el mismo interior de nuestras sociedades podridas que no quieren hijos. Solamente una impresionante evangelización de los mahometanos que viven y trabajan entre nosotros, podrá salvar lo que queda de nuestra civilización cristiana, traicionada en el pensamiento y en la conducta.

De este enorme peligro para nuestra fe, denunciado por el Consejo Pontificio para la familia no se dice nada. Solamente consagrados a María podremos dar respuesta a este desafío: primero personalmente, después Ella hará el resto



Revista 650