Agosto-Septiembre 1999

A LA LUZ DEL SAGRARIO

“LOS SUYOS NO LO RECIBIERON”


De unas palabras del evangelista san Juan he deducido que una de las ocupaciones del Corazón de Jesús en el Sagrario es esperar que los suyos le dejen entrar. ¿Recordáis aquellas palabras: “Vino a su casa y los suyos no lo recibieron”? (Jn 1,11).
Yo os invito, almas heridas del abandono del Sagrario, a que os detengáis un momento en esas palabras: “Los suyos no lo recibieron”.
También mi ángel de la guarda ha tenido que escribir con tintas de lágrimas, en el libro de mi vida: fue a él Jesús y no lo recibió.
Otras veces lo dejamos entrar, pero sin atrevernos a abrirle de par en par las puertas, ni a dejarlo andar por toda la casa.
Por el postigo de nuestra tacañería lo dejamos entrar; tenemos como miedo de que visite todo nuestro corazón, todo nuestro pensamiento, toda nuestra sensibilidad...
 

 (Venerable obispo don Manuel González , Qué hace y qué dice el Corazon de Jesús en el Sagrario, 9ª edición, p. 76.79).


Revista 645