por el P. José Mª Alba Cereceda S.J.
Fue de gran emoción para todos los asistentes al acto de despedida de los dos
misioneros que salieron el pasado 16 de mayo hacia la diócesis de Huancavelica,
en el Perú, en la parte más abandonada y necesitada de sacerdotes de aquella
gran nación. Aprovechamos la ocasión del cenáculo de la Unión Seglar para
entregarles, con sus crucifijos, las dos becas que hasta ahora han completado
los lectores de AVE MARÍA, que tan generosamente ha acudido a la llamada de la
Virgen María a favor de las misiones.
Es cierto que hay en el mundo entero una misión abierta porque todo el mundo es
hoy, desgraciadamente, tierra de misión. Los países de viejas raíces
católicas están asimismo en una fase muy avanzada de descristianización. Por
esa razón el Papa ha formulado la exigencia de que todos nos lancemos a una
evangelización nueva y urgente. Pero también es cierto que en medio de esa
necesidad universal de sacerdotes con talante misionero, hay lugares más
abandonados, con carencia total de sacerdotes. Es la ocasión que se presenta a
las almas generosas que se ofrecen para las empresas apostólicas más arduas,
donde poder trabajar con mayor sacrificio por el reinado de Cristo Nuestro
Señor. Ése ha sido el caso de los sacerdotes Javier Andrés e Ignacio Borrull,
que quieren llevar la doctrina cristiana y el amor de Jesucristo a los más
pobres y abandonados.
Los lectores de AVE MARÍA han comenzado ya la nueva beca de San Gabriel. Será
hasta el momento la tercera beca AVE MARÍA. Hemos de animarnos todos en el
proyecto primero de que cada lector de AVE MARÍA se desprenda de 5.000 pesetas
para que en uno o dos años reunamos las becas comprometidas para el apostolado
de los Misioneros de Cristo Rey en la América Española, en el Perú.
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El 13 de mayo Fátima se convirtió en la antesala del cielo. El Papa, ante
inmensa multitud, elevó a los altares a dos nuevos beatos, los pastorcitos de
Fátima: al humildísimo Francisco y a la humildísima Jacinta. Allí estaba
también Lucía, la última vidente que sobrevive, la que con sus escritos y con
su testimonio ha hecho posible que sus dos primos sean inscritos en el santoral
católico y puestos a la veneración de todo el mundo.
Hay además algo mucho más importante en el 13 de mayo de este año 2000. Es la
aprobación oficial por parte de la Iglesia del mensaje de Fátima, del que
fueron intérpretes perfectos las figuras escogidas por Dios de los dos nuevos
beatos. Es la aprobación oficial por la Iglesia de los documentos y escritos de
Lucía, a través de los cuales la Virgen Santísima habla a todos los hombres
palabras de salvación y de rectificación del camino errado que ha emprendido
en su conjunto la humanidad de nuestro tiempo. Es la demostración bien actual
de que la santidad está al alcance de todos, desde muy niños, si vivimos un
espíritu eucarístico con ansias de salvación de los prójimos, con ansias de
amor a María, y con afán de reparación de los pecados de los hombres. Niños
santos a los 10 y 9 años. Niños ejemplo para niños y mayores de nuestro
tiempo. ¡Qué gran lección para la fracasada educación moderna, temerosa de
proponer a la infancia, adolescencia y juventud el ideal de la santidad!
El siglo XXI será el siglo de la religiosidad, de la purificación social, de
la purificación de las costumbres de los hombres, el siglo de la santidad en el
reinado del Corazón Inmaculado de María. Así lo creemos y así será con la
gracia de Dios.