Con este número de diciembre terminamos la hermosa serie de algunas de las imágenes de la Virgen María que se veneran en el Camino de Santiago. Fin de Año Santo Compostelano. Principio de Año Santo Jubilar para toda la Iglesia en el 2000 de nuestra Redención. Principio de un nuevo siglo. Principio de un nuevo milenio. Pero también para la Iglesia de Dios, plenitud de una nueva época, la de la Era Mariana, iniciada en el siglo XIX con las apariciones de la Santísima Virgen de la Milagrosa y la declaración dogmática de la Inmaculada Concepción. Esta nueva época verá la instauración del Reinado del Corazón Inmaculado de María. En lugar de la ciencia impía que ha utilizado la técnica para sus perversas intenciones, la lucha contra la vida con los más de 50 millones de abortos anuales reconocidos por las Naciones Unidas, la corrupción de los cuerpos y las almas, se instaurará la humildad, la piedad, la imitación de la familia de Nazaret, la casta pureza de María.
La historia de la Humanidad no es más que el desarrollo en el tiempo y en la sucesión de las generaciones, de la lucha entre la Inmaculada y sus hijos, con los hijos del diablo y sus seguidores. Una lucha que durará hasta el fin del tiempo, hasta el último hombre sobre la tierra.
La familia de AVE MARÍA sabe muy bien que ahora y mañana y en el siglo futuro, quien se acoge a María tiene la señal de la predestinación. La señal de su entrada en el cielo para vivir eternamente con nuestra Madre. No hay salvación sin María. María es la señal de predestinación. Seguiremos pues en el nuevo siglo poniendo nuestra esperanza en la Virgen Santísima. En las pruebas que han de venir, Ella nos cubrirá con su manto. Caminaremos con su ayuda en el próximo siglo por la misma senda que nos indican las cinco letras del santo nombre de María,
Marianos, porque la revista nació y existe para glorificar a la Madre de Dios, para glorificar su devoción y su amor a los hombres y glorificar a la Santa Iglesia, que es la Casa de María.
Apóstoles, evangelizadores, misioneros. Misioneros del ejemplo, de la palabra, de la revista, de nuestro dinero. Queremos ahora ayudar a la misión del Perú, de los Misioneros de Cristo Rey. Todo lo que es y hace la Iglesia tiene lugar en nuestro corazón.
Romanos. Hijos fieles de la Iglesia, amantes del Papa. El Papa en nuestras oraciones, en la defensa de su nombre, en seguir fielmente sus enseñanzas, en sentir con él y estar siempre con él.
Ilusionados, porque AVE MARÍA quiere permanecer siempre en la ilusión de lo mucho que tenemos que hacer y sufrir por Jesucristo y su Madre bendita. Con la ilusión del primer día. Con la ilusión de llevar el nombre de María a todos los ámbitos, con la misma ilusión de seguir con el mismo empuje al entrar en el nuevo siglo.
Apasionados por el amor a nuestra Madre. Con ella hablamos con sencillez, como los hijos hablan con su madre. En AVE MARÍA se trata de los milagros de la gracia en la extensión de la Iglesia, en la vida de los santos, los ejemplos de amor a Dios y a todos por Dios. Es la amiga que llama todos los meses para traernos las buenas noticias.
Con este tesoro entramos en el nuevo siglo, con el único afán de trabajar y tener trabajos para la mayor gloria de Dios.