OPERACIÓN MAYO-JUNIO 2000


La OPERACIÓN MAYO-JUNIO constituye una ocasión magnífica para proclamar a plena luz el amor a la Santísima Virgen y el Sagrado Corazón. Estamos cerca de los 20 millones de hojas que han caído en las manos de innumerables familias.
San Antonio María Claret fue el gran apóstol de la hoja impresa. Repartió, en sus misiones, millares de ellas. Las palabras vuelan, pero las palabras impresas llegan a donde no podemos imaginar. La Virgen las lleva en alas de su amor a sus hijos.
La OPERACIÓN MAYO-JUNIO se ha pagado siempre con los donativos de los lectores de AVE MARÍA. Además de las ayudas generosas para el fondo misionero Obispo Guerra Campos, contribuid este mes con las 5.000 pesetas, o lo que cada uno buenamente pueda, para la impresión del millón de hojas con el mes de mayo y junio. Los jóvenes propagandistas de AVE MARÍA y muchos lectores de la revista se encargarán de que lleguen las plegarias de María a todas partes.

TEXTO DE LAS HOJAS DEL MES DE MARÍA Y DEL SAGRADO CORAZÓN

Esta hoja te recuerda que eres cristiano. Lo más torpe que podrías hacer, seria rechazarla... Nada perderás en hacer caso de la misma. Durante el mes de mayo, cada día, en particular o en familia, reza las oraciones que encontrarás a continuación. VENIMOS DE DIOS, QUE NOS HA CREADO, Y VAMOS A DIOS. Y el camino que más rectamente nos hace ir y conocer a Dios es MARÍA. Por esto los santos dicen: QUIEN NO TIENE A MARÍA POR MADRE NO TIENE A DIOS POR PADRE

MES DE MARÍA

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Acto de contrición: Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas: me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas eternas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Bendita sea tu pureza,
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza,
a ti, celestial Princesa,

Virgen sagrada María
te ofrezco desde este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.

Oración: Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir, que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza a Vos también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana.
No desechéis, oh Madre de Dios, mis humildes súplicas, antes bien escuchadlas y acogedlas favorablemente. Amén.
Pidamos las gracias que deseemos alcanzar hoy por intercesión de nuestra Madre, María... Y para ello, la saludaremos con las avemarías y las jaculatorias siguientes:

  1. Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida, acordaos de mí, miserable pecador. Avemaría.
  2. Acueducto de las divinas gracias, concededme un verdadero arrepentimiento de mis pecados. Avemaría.
  3. Reina de cielos y tierra, sed mi amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos. Avemaría.
  4. Inmaculada hija de Joaquín y Ana, alcanzadme de vuestro Santísimo Hijo las gracias que necesito para mi salvación. Avemaría.
  5. Abogada y refugio de los pecadores, asistidme en el trance de mi muerte y abridme las puertas del cielo. Avemaría.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración final: ¡Oh, Señora mía! ¡oh, Madre mía! Yo me ofrezco del todo a Vos; y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra todo mi ser. Ya que soy todo vuestro/a, oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra.
Madre, aquí tenéis a vuestro hijo/a. (3 veces)
En Vos, Madre mía dulcísima, he puesto toda mi confianza y nunca jamás seré confundido. Amén.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
Dulce Corazón de María, sed mi salvación.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.

La Virgen María ha prometido a muchos santos que quién rece diariamente tres Avemarías tendrá su auxilio durante la vida y muy especialmente en la hora de la muerte para morir en la amistad de Dios.
La Iglesia ha recomendado siempre el rezo de las tres Avemarías como medio eficacísimo de asegurar nuestra salvación.

 

MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el mes de junio, ofrece al Corazón de Jesús diariamente estas oraciones:
Por la señal de la Santa Cruz...
Oración preparatoria.-
Dios mío, me postro ante vuestra soberana presencia: yo os adoro en unión de vuestro Santísimo Hijo y deseo unir mi corazón al suyo para ofreceros una oración pura y agradable a vuestros divinos ojos. Y Vos, Virgen Santísima, Ángel de mi guarda y santos de mi devoción, interceded por mí, a fin de que pueda meditar las excelencias del amor de Cristo, Amén.
Deprecaciones.- Oh Corazón amorosísimo de Jesús, por vuestra herida preciosa abierta para dar paso a las llamas de vuestro inmenso amor, haced que el incendio de la caridad purifique nuestros corazones de la inmundicia del pecado. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Oh Corazón sacratísimo de Jesús, por vuestra corona de espinas que os atormentó con las puntas crueles de nuestros pecados, alcanzadnos un santo y sincero remordimiento de nuestras culpas. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Oh Corazón dulcísimo de Jesús, por vuestra cruz plantada como árbol frondoso alimentado por la sangre divina, signo de vuestro ardiente deseo de ser crucificado, concedednos una entera resignación a los designios de la Providencia. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús, Rey de amor! Por mediación de vuestra Madre y Madre mía la Santísima Virgen María, acepto muy gustoso el pacto que Vos me proponéis de cuidar Vos de mí y de mis cosas y cuidar yo de Vos y de vuestra gloría.
Todo lo mío lo pongo en vuestras manos: mi familia, negocios y ocupaciones todas; mi cuerpo con sus sentidos, salud y vida; mi alma con sus potencias, virtudes y méritos; mi propia salvación y santificación.
Cuidad Vos de mí.
Yo en cambio cuidaré de Vos: de glorificaros cuanto pueda. Os prometo contribuir con comuniones, misas, rosarios, oraciones y jaculatorias; con la paciencia en sufrir las cruces ordinarias de la vida; con el fiel cumplimiento de las obligaciones de mi estado; con obras de misericordia, con limosnas y sacrificios; con la propaganda, con el ejemplo, de palabra y por escrito, a daros toda gloria y reparación que me sea posible. Quiero extender por todo el mundo vuestro reinado de Amor. Hacedme perfectísimo amante y apóstol de vuestro amantísimo Corazón. Amén.

¡TODO SEA POR VOS, CORAZÓN SACRATÍSIMO DE JESÚS!
¡SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO!
¡DULCE CORAZÓN DE MARÍA, SED NUESTRA SALVACIÓN!

LA GRAN PROMESA DE LOS NUEVE PRIMEROS VIERNES DE MES


Jesucristo dijo: "No dejaré morir eternamente a ninguno que se haya consagrado a mi Divino Corazón".
"Prometo, en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá a todos los que hayan comulgado nueve primeros viernes de mes seguidos la gracia de la penitencia final. No morirán en mi desgracia, ni sin recibir los Sacramentos y mi Corazón será su refugio seguro en aquella hora".


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Revista Ave María