BARCELONA, CIUDAD DE LA INMACULADA
La antigua tradición mariana de Barcelona la proclaman sus más antiguos templos dedicados a Nuestra Señora. Pero Barcelona es sobre todo, y con toda propiedad, la Ciudad de la Inmaculada. Desde el siglo XIII se ha honrado a María en su Catedral bajo el título de su Concepción Inmaculada. En 1390 hizo voto de celebrar solemnemente su fiesta. En 1635 el Consell de Cent aprobó por votación secreta y unánime pedir al Santo Padre su patrocinio sobre la ciudad, retardado por no ser todavía declarado dogmático este gran privilegio de María. Fue otorgado el patronazgo en 1646, después de insistentes súplicas, "en atención a su conformidad con las normas de la Congregación... y que responde a la general devoción que tiene Barcelona a la Inmaculada Concepción de la Virgen María". Ella sostiene en sus manos las llaves de la Ciudad Condal.
Y en el centro de Barcelona, en la confluencia de las calles Aragón y Llúria, se halla su templo titular, la parroquia de la Purísima Concepción y de la Asunción de Nuestra Señora. Es la iglesia (s. XIV) y el claustro (s. XV-XVI) del antiguo real monasterio de Santa Maria de Jonqueres, de las monjas de la Orden de Santiago, fundadas a principios de aquel siglo en Sant Vicenç de Jonqueres, cerca de Sabadell. Se hallaba inicialmente en la plaza de Jonqueres, hoy Via Laietana, justo en el lugar donde se encuentra el edificio de la Caja de Pensiones. Cuando en 1808 ocuparon las tropas francesas la ciudad, expulsaron a las religiosas del convento y establecieron en él un hospital militar. En 1867, bajo el pretexto de que allí haría falta un mercado, se decretó la demolición de la iglesia, pero se concedió el permiso para trasladarla a la entonces nueva calle Aragón. Piedra a piedra, quedó reconstruida el 15 de agosto de 1871 y completada hasta 1880. En 1879 se incorporó un campanario románico-gótico proveniente de la parroquia de Sant Miquel, "eliminada" también del centro de la ciudad medieval. En la persecución religiosa de 1936 la iglesia de la Concepción fue gravemente incendiada y profanada, y de nuevo se inició su reconstrucción en febrero de 1939.
El interior de la iglesia contiene un templete neogótico con la hermosa escultura de la Inmaculada Concepción que ilustra nuestra portada. Es obra de Enric Monjo (1942).
En la antigua plaza de Jonqueres quedó la esbelta palmera superviviente del huerto del convento. Su desaparición motivó la sentida poesía de mosén Cinto Verdaguer que termina con esta estrofa: Com palma tu floreixes, superba Barcelona, / te rega ha divuit segles la santa religió; / si de ta soca allunyes la font que saba et dóna, caiguda de tes branques l’esplèndida corona, / t’assecaràs com jo.