por el P. José Mª Alba Cereceda S.J.
En abril, un alto en el camino de AVE MARÍA. Precisamente la Unión Seglar de San Antonio María Claret organiza en Barcelona un solemne acto de propaganda de la revista. En otros lugares se hacen cosas semejantes. Es un mes para examinarnos todos de lo que hemos hecho por la revista y de lo que podemos hacer para su mayor difusión. Debemos persuadirnos de que AVE MARÍA es un instrumento de que se vale la Virgen María para la obra de recristianización. La nueva evangelización pedida por el Papa ha de venir por María. AVE MARÍA está empeñada en esta labor de trabajar con el Papa para la recristianización del mundo.
En el último Sínodo de los Obispos de Europa, se verificó de forma inquietante la apostasía del viejo Continente. Se citó el caso de Holanda, la nación que hace muy pocas décadas crecía rápidamente en el número de católicos, hasta superar con mucho a los protestantes. Hoy se nos dice en el Sínodo de Obispos: diez millones de católicos han perdido la fe en aquel pequeño país, y un tercio de los matrimonios se rompen. Los obispos de las demás naciones europeas, incluso de las orientales que ya han entrado en esta vorágine apóstata, ponen de manifiesto la apostasía tranquila que les rodea, la apostasía de convivencia en sus países. Nos hemos habituado a que la gran masa sociológica viva instalada en la ausencia de Dios. No se proyectan ya campañas apostólicas para la reconquista de los descristianizados. La verdadera vida católica, la verdadera moral católica, la política católica y la economía y las diversiones católicas no existen. La vida social se ha apartado de la fe de nuestros padres.
Esta situación es gravísima. El mundo sin religión camina a la ruina más espantosa. Por eso hemos de levantar nuestros ojos a Fátima, que es la esperanza de los hombres. Las enseñanzas de la Virgen, sus mensajes son la llamada urgente a los hijos de la Iglesia. Cada lector de AVE MARÍA ha de vivir el espíritu de Fátima: vida penitente, Rosario, piedad, separación de toda sombra de ideología neomodernista. Las beatificaciones de los hermanos Marto nos traen del cielo la respuesta salvadora. Sodoma y Gomorra se hubieran salvado por diez justos. AVE MARÍA tiene que dar al Corazón misericordioso del Señor muchos cientos de justos para que el mundo se salve por María.
San Pío X, al permitir la comunión a los niños desde el uso de razón, profetizó que la gracia de la comunión haría muchos niños santos. Ese es el caso de los pastorcitos de Fátima. La misteriosa comunión del Ángel, cuando les presentó la Sagrada Eucaristía derramando gotas de sangre sobre el cáliz, les preparó para las apariciones de la Virgen y levantó sus almas a las más altas cumbres de lo sobrenatural.
Así han de ser los apóstoles de María, los apóstoles de los últimos tiempos, los apóstoles de AVE MARÍA: intrépidos en la difusión de la revista, para que María entre en miles de hogares. Pero al mismo tiempo, almas reparadoras. Almas del Corazón Inmaculado de María. Almas ajenas al modernismo moral y teológico. Almas de sagrario y comunión. Almas de Rosario y sacrificio. Almas sencillas y sumisas a los deseos del Papa. Almas, en una palabra, como Jacinta y Francisco Marto, los bienaventurados pastores de Fátima que vieron con sus ojos de pureza a la Virgen Santísima.